
¡La codicia es causa de los grandes problemas!
La riqueza y el poder a toda costa son las fuerzas impulsoras detrás de los peores males en nuestra sociedad. Generan casi todas las guerras, la pobreza, el crimen organizado, la esclavitud moderna y otros flagelos del mundo. La riqueza y el poder no se pueden disociar, ya que la riqueza es antes de todo una forma de poder. Por un lado, permite a los ricos satisfacer casi todos sus deseos, lo que se hace con mayor frecuencia a expensas de los pobres y otros sin mucho dinero. Por otro lado, el poder ofrece muchas oportunidades para adquirir riqueza. La riqueza y el poder se desarrollan de manera conjunta y generalmente se refuerzan entre sí desde un cierto nivel.
La sociedad humana cada vez más materialista está abandonando los valores tradicionales uno tras otro como para seguir mejor el modelo representado por el Homo oeconomicus, que actúa por definición de manera egoísta y busca beneficios personales. Esta evolución explica la difusión mundial de la aspiración a la riqueza y la búsqueda de ganancias materiales. La codicia pone en peligro muchas empresas, incluso bancos, así como gobiernos y economías enteras, pero sobre todo las clases pobres y medias en muchos países. En varios lugares, esto provocó numerosas protestas y manifestaciones masivas, seguidas de promesas vacías de políticos y la creación de nuevos partidos y grupos. Sin embargo, poco ha cambiado luego, aparte de pequeñas adaptaciones en la distribución del poder, algunos sacrificios de peones que sirven como fusibles para los verdaderos responsables y maniobras hábiles para reducir la frustración popular y distraer la atención de los ciudadanos enojados. Los cambios más importantes fueron la llegada de nuevos políticos con consignas más elaboradas, que sin embargo hacen eco de patrones de pensamiento anticuados. Por lo general, ellos también se contentan con colocar a sus seguidores en posiciones clave para permanecer en el poder el mayor tiempo posible.
Además de empeorar la pobreza mundial, la codicia fomenta la contaminación del aire, del agua y de las tierras, condiciones de vida inaceptables para animales en granjas industriales, desmontes completos de grandes áreas forestales, la sobrepesca global y a muchos otros saqueos de la naturaleza. Solo una pequeña minoría de personas se beneficia de estos desastres, que causan graves problemas a innumerables seres vivos. Las consecuencias nocivas de la explotación local de recursos humanos y naturales, así como la gestión irresponsable del medio ambiente por parte de personas quienes en mayoría vinieron de otras partes del mundo, afectan a varias generaciones por venir. ¡La codicia, con todos sus efectos negativos en los humanos, en otros seres vivos y en ecosistemas naturales, debe ser contenida con urgencia, para asegurarles a todos un futuro vivable, así como la integridad del medio ambiente!
El enriquecimiento de unos pocos causa la pobreza de muchos otros
¡La suma de las diez fortunas más grandes del mundo equivale aproximadamente a la suma de los activos de la mitad más pobre de la población mundial! ¡Las personas más ricas, que juntas representan solo un por ciento de la población mundial, acumulan más riquezas, que los noventa y nueve por cientos restantes de los humanos! Este desequilibrio aberrante que continúa empeorando, muestra dónde la codicia lleva al mundo y revela los enormes déficits sociales de la sociedad moderna, que amenazan su cohesión y su futuro.
Una de las principales razones de este preocupante desarrollo es que las personas, que comparten la mayor parte del poder económico y político entre ellas, aprovechan su acceso directo a campos particularmente lucrativos y, por lo tanto, se benefician del agotamiento de varios recursos. Por esto y debido a las mejores oportunidades y condiciones para compañías poderosas, las grandes fortunas aumentan más rápido, agravando inevitablemente la distribución injusta de las riquezas del planeta y su concentración en beneficio de una pequeña minoría.
Esta desastrosa tendencia continúa sin cesar, ya que la gran mayoría de la gente se retira a su propia zona de confort y voluntariamente se deja distraer para no ver los graves problemas de los demás, como la pobreza, el hambre y su explotación abusiva por varios metodos.
Nuestra sociedad, cada vez más afectada por una economía insostenible, divide a las personas según sus ingresos y sus posesiones, sin darles un acceso equitativo a estos bienes. Esta tendencia se ve reforzada por una sociedad de consumo furioso, que presenta la riqueza y el éxito comercial como los objetivos más importantes de la vida. Cada vez más personas se entregan al descuidar toda moral y renunciar a los comportamientos sociales y los valores tradicionales. Esto a pesar del hecho de que su propia riqueza está inextricablemente vinculada al empobrecimiento relativo de otras personas, y del riesgo de que la creciente desigualdad en la distribución de las riquezas pueda romper la cohesión social. Los multimillonarios solo pueden existir si hay cantidades de gente pobre, o suficientes personas muy pobres, de las cuales ellos se benefician. El riesgo de disturbios, revueltas y guerras civiles crece rápidamente a la espera de medidas efectivas contra el aumento de los desequilibrios sociales. Además de medidas urgentes, el empeoramiento acelerado de la situación requiere nuevos conceptos para una sociedad basada en la equidad, que sería la primera en ser sostenible en la historia reciente. Tales medidas y conceptos deberían poder controlar áreas del cerebro humano, que se remontan a nuestros ancestros reptiles. Estas áreas cerebrales generan los instintos más primitivos de los humanos y animan a la mayoría de ellos a aplicar la ley de los más fuertes para imponer sus voluntades egoistas. Los desarrollos demográficos, económicos y tecnológicos de la sociedad humana han debilitado el dominio primitivo de la fuerza física y lo han reemplazado gradualmente con el de formas de poder más recientes. Desde hace ya mucho tiempo, el verdadero poder de los individuos ya no se define por su fuerza muscular, sino por su control de los recursos más importantes. El gran desafío hoy es frenar el instinto voraz que los humanos han heredado de los reptiles, que es la fuente de su codicia y responsable de las peores aberraciones en la sociedad. Esto sería posible gracias a los sentidos humanos de la justicia y la solidaridad global, que finalmente podrían dar contenido sólido a conceptos demasiado vacíos, como los de los derechos humanos, los principios de igualdad, de sostenibilidad, etc.
El consumo se convierte en religión y el dinero en una droga
La sociedad de consumo ya ha tomado el control de la mayoría de la población mundial y alimenta la avidez de muchas personas. El dinero es el combustible para un consumo insalubre y devastador, la publicidad es su lubricante. El sistema económico actual se basa en este consumo y siempre crea nuevas tentaciones para las masas. Además, la sociedad de consumo garantiza ventas para el futuro a través de la obsolescencia integrada en muchos dispositivos y utensilios de uso común para limitar su vida útil. Por lo tanto, multiplica innecesariamente los desechos con cuales abastecer a los sectores de la economía que los tratan y que se vuelven cada vez más rentables con la escasez de materias primas. En hogares de los países ricos se acumulan cantidades de artículos redundantes, mientras que una gran parte de la población en los países pobres carece de productos esenciales y que los recursos para las futuras generaciones son saqueados sin escrúpulos. La economía, cuyos objetivos principales son el aumento de ganancias y la acumulación de riquezas, alimenta la demanda de productos con todos los medios a su disposición. Al mismo tiempo, estimula la competencia de los consumidores por mayores ingresos, que les permiten comprar todos los productos deseados. La búsqueda de ganancias de empresarios y la de bonos de ventas por parte de sus empleados acceleran la inundación de mercados con varios productos de consumo más o menos superfluos. Debido a esta exuberante oferta de productos que desencadenó la busca de posibilidades para poder comprarlos, el consumo sin limites y los trabajos bien remunerados para financiarlo se han convertido en los objetivos más importantes para muchisímas personas. En la vida profesional, resulta cada vez menos importante ejercer una actividad que tenga sentido, siempre que permita el acceso a puestos bien dotados y respetados por esta razón. Como resultado, cada vez más personas se definen principalmente por sus profesiones lucrativas, así como por los símbolos de estatus correspondientes, y ya menos por sus características culturales y personales.
¡En esta sociedad de consumo no importa cómo eres, sino lo que eres y lo que tienes! Estos nuevos valores ganan cada vez más importancia y reemplazan gradualmente los que han determinado las vidas de las personas durante siglos, como la cohesión familiar y la solidaridad en las comunidades en tiempos difíciles. Las reglas de la economía hacen olvidar las que antes dominaban las sociedades, en particular las de las religiones. Sin embargo, de acuerdo con su objetivo de obtener los mayores beneficios posibles, la economía descubrió el potencial comercial de celebraciones religiosas. Rápidamente desarrolló amplias gamas de productos para estas ocasiones y durante décadas inundó estas festividades con orgías de consumismo, que rayan en la obscenidad. De hecho, los empresarios ávidos de ganancias aprovechan todas las oportunidades disponibles para obtener beneficios adicionales. La realidad nos enseña que la búsca determinada de ganancias por la mayoría de los empresarios no respeta consideraciones éticas o morales, tan importantes que sean, y que a varios de ellos los incita a superar incluso barreras legales.
La riqueza puede dañar la salud
Al igual que con las adicciones médicalmente reconocidas, la acumulación excesiva de riquezas es una actividad que va en contra de todo sentido común. De hecho, muchas personas muy ricas pasan gran parte de sus vidas para aumentar aún más sus patrimonios, en lugar de dedicar el tiempo de vida que les queda a sus seres queridos o a actividades sensatas. La búsqueda continua de riquezas y poderes se manifiesta como una dependencia y se extiende pandémicamente. Parece como si solo una modestia consciente y un agudo sentido de la justicia pueden proteger a las personas de esta forma de dependencia, a menos que una pobreza sin salida los aleje de esta por la fuerza. En todo el mundo, la gran mayoría de la gente desea una riqueza material muy por encima del promedio reál. Por lo tanto, ignoran los síntomas graves de abstinencia que pueden afectar a los ricos, que son comparables a los de los drogadictos, así como el estrés potencial y las insatisfacciónes, que a menudo van de la mano con grandes fortunas. De hecho, los temores de perder la propia riqueza, o de verla nomás disminuir, aumentan proporcionalmente con su valor. Los miedos absurdos de no tener suficientes fondos financieros afectan a muchos individuos ricos. Por otro lado, la vigilancia continua y aún más la gestión rentable de sus propios activos se han convertido en tareas cada vez más difíciles y abrumadoras para los ricos, que hoy compiten globalmente por beneficios personales. Todo esto puede provocar molestias que van más allá de dolores de cabeza ocasionales, pesadillas, sudores de ansiedad e insomnios, y hasta han llevado al suicidio a algunas personas adineradas.
Además del miedo opresivo de perder sus riquezas, muchas personas ricas sufren de sus sospechas sobre la lealtad de su personal y la sinceridad de sus conocidos. Tal desconfianza de la gente rica hacia quienes los rodean, puede justificarse porque la riqueza naturalmente atrae a individuos con intenciones “parasitarias”. Sin embargo, estas sospechas de los ricos no solo reducen considerablemente la calidad de las vidas de las personas con quienes tratan, pero tambien la de las suyas, sobre todo si tienen un entorno personal y privado importante. En casos extremos, las sospechas de los ricos frente a su séquito y la vigilancia de este pueden degenerar, volverlos paranoicos y motivarlos a retirarse y hasta encerrarse. Se dice que algunos de ellos se aislaron completamente de las otras personas. Lo hizieron no solo para evitar comportamientos desleales de quienes los rodean, sino también para protegerse del creciente número de delitos contra la propiedad, que siguen aumentando con la propagación de la pobreza. Algunas personas adineradas afectadas por tales ansiedades y la consiguiente privación social sufren un declive particularmente preocupante.
Al igual que los drogadictos, las personas muy ricas rara vez son capaces de manejar su codicia incontrolada por cada vez más riqueza personal. Por esta razón, dependen en realidad de ayuda externa como la gran mayoria de los adictos. Es probable que muchos de ellos ni siquiera se den cuenta de que están siempre corriendo detrás el dinero y que por esto, pierden una gran parte de su vida restante. La incapacidad para darse cuenta de su adicción demuestra que ellos necesitan ayuda profesional, motivación pública y un marco legislativo favorable a la difícil lucha contra su dependencia psíquica de bienes materiales.
Con la curación de los súper ricos de su insaciable búsqueda de riqueza y poder, millones de personas pobres en todo el mundo pronto serían liberados de sus sufrimientos crónicos causados por su pobreza y de sus temores existenciales justificados. ¡Además de estas personas socialmente desfavorecidas, innumerables seres vivos amenazados, así como multitudes de ecosistemas naturales en peligro podrían salvarse al curar a personas muy ricas de su codicia desastrosa!
¡La riqueza personal excesiva requiere una limitación global!
Dado que la codicia sin limites es la amenaza más grave para la biosfera y para la sociedad, existe una necesidad urgente de ponerle fin lo antes posible. Se trata de detener a tiempo el dramático empobrecimiento de la humanidad y de la biodiversidad, las innumerables explotaciones abusivas de seres vivos de varias especies, así como la degradación del medio ambiente. Los únicos medios capazes de realizar tales cambios de tendencias, serían límites superiores globales y unitarios para fortunas privadas juntos a límites superiores nacionales para salarios y otras remuneraciónes profesionales, incluidas las bonificaciones, que esten en relación razonable con los ingresos mínimos locales. Dada la movilidad global del capital, cualquier violación de estas limitaciones a la riqueza privada deberia ser castigada con las mismas multas coercitivas en todo el mundo.
La pregunta principal que surge en este contexto, concede la suma total en la cual se deberia fijar el límite superior global de riquezas privadas. Una propuesta razonable y democráticamente aceptable sería introducir un tal limite cuyo valor corresponda a quinientas veces la suma del salario promedio a tiempo completo en el país más pobre durante toda una vida laboral en línea con la esperanza de vida promedio de este país. Este límite a las fortunas privadas deberia tener validez global por el tiempo indefinido, tanto que personas sigan muriendo de hambre o desnutrición involuntaria por causa de pobreza en algún lugar del mundo. Un tal límite superior variable para las riquezas privadas sería el más adecuado para lleguar a una distribución mas justa de la riqueza y proporcionaría beneficios adicionales. Su referencia a los ingresos en el país más pobre y a su esperanza de vida promedio, haría públicas las diferencias inaceptables entre los diferentes países y proporcionaría datos socioeconómicos confiables. Además, garantizaría un estrecho seguimiento del desarrollo de la pobreza en el mundo y produciría informes actualizados periódicamente. Sus datos exactos facilitarían la ayuda específica para el desarrollo de los países más pobres, el equilibrio de las disparidades extremas entre los países con respecto a la distribución de la riqueza y los niveles salariales asi como favorecerían un aumento en la esperanza de vida promedio muy baja. Además, este enfoque podría acelerar el establecimiento de sistemas de pensiones esenciales, a menudo ausentes, para los ancianos y los discapacitados en muchos países.
Otro efecto positivo de un límite superior global y coercitivo para las fortunas privadas sería la ayuda privada destinada al desarrollo de los países más pobres, que podría provenir de asociaciones o empresas extremadamente bien financiadas, como el gigante de los administradores de activos Blackrock, que por lo general, nunca actúa por el bien común. Gracias a las inversiones a gran escala que aumentarían considerablemente los ingresos más bajos en los países más pobres, estos poderosos administradores de activos podrían aumentar los salarios promedio ahi, y con estos el limite superior global para fortunas privadas directamente relacionadas con ellos. Dichas inversiones beneficiarían a sus clientes ricos y al mismo tiempo promoverían la redistribución urgente de las riquezas. Esto sería coherente con el concepto propuesto de equilibrio social, según el cual el límite superior para fortunas privadas aumentaría a medida que disminuyera la pobreza extrema en el mundo y, con suerte, algún día hasta podría desaparecer con élla.
El límite superior propuesto para fortunas privadas solo traería beneficios y sería completamente justo además de eso. De hecho, es posible comprar y mantener una villa representativa bien ubicada y un hermoso apartamento en la ciudad, además de algunos automóviles o un pequeño avión con una fortuna privada que corresponde al limite recomendado de unos millones de dólares por persona. Además de esto, los ricos tendrían la posibilidad de transferir otros bienes, como residencias adicionales, colecciones valiosas y obras de arte excepcionales, así como el yate de lujo, etc. a descendientes, socios u otras personas cercanas. Incluso tales transferencias de riquezas al entorno privado contribuirían un poco a una distribución más equilibrada de las riquezas y del poder.
¡La codicia rechaza la asistencia a las personas en peligro!
¡Mientras los humanos tengan que morir de hambre, desnutrición o falta de atención médica debido a su pobreza, la acumulación excesiva de riqueza seguirá siendo incompatible con cualquier moral! Aparte de esto, la riqueza causa otros desequilibrios sociales y ecologicos demasiado problemáticos, como el gran consumo de bienes legítimos comunes, en particular el agua, la energía y otros recursos, por las personas ricas, su ocupación de grandes terrenos, su producción excesiva de contaminantes y su huella ecológica a menudo desproporcionada en comparación con el promedio de la población. Además de estas preocupaciones éticas, la acción legal parece ser necesaria para lograr una distribución más equitativa de las riquezas. De hecho, el enriquecimiento ilimitado frente a las amenazas de hambruna y otros peligros para los pobres debe ser visto como la omisión deliberada de ayudarlos. En muchos países, el comportamiento irresponsable que descuida las necesidades vitales de otros humanos expuestos a un peligro inminente, en particular aquellos que están en peligro mortal después de un accidente de tráfico, se considera un delito muy grave que se castiga con sanciones draconianas. Éstos se imponen regularmente sin complacencia a los delincuentes, aunque su rechazo de asistencia personal generalmente ha perjudicado a algunas víctimas como máximo. Contrariamente a esto, el enriquecimiento excesivo pone en peligro la salud y la vida de muchos humanos y de generaciones futuras, sin mencionar a todas las demás criaturas, poblaciones y especies enteras amenazadas por el. ¡Desde el punto de vista de la justicia y de la moral, es inaceptable que tal codicia, que pone en peligro la vida de muchos humanos y otros seres diversos, no solo se tolera y queda impune, sino que a menudo se presenta al público como un comportamiento ejemplar en sociedades supuestamente informadas y comprometidas con los derechos humanos!
LIFE UNION desea iniciar un debate en profundidad sobre las responsabilidades sociales y, con su ayuda, podría contribuir de manera constructiva al logro de un equilibrio social y ecológico acabando con las enormes diferencias materiales, que dividen a los humanos asi como los países entre ellos. Uno de los primeros pasos en esta difícil tarea es evaluar las posibilidades legales para el ajuste muy esperado de las fortunas privadas excesivas y de los ingresos profesionales extremadamente divergentes mediante límites superiores adecuados. Posteriormente, se elaborarán en detalle conceptos concretos y realistas para implementar estos reajustes urgentes. Esto requiere una cooperación global, con conocimientos y experiencias de disciplinas tan diversas como la ecología, la sociología, la economía y la política, así como la psicología y la teología. Sobre la base de hechos bien fundados resultando de esta cooperación, sera posible movilizar personas comprometidas y grupos dedicados, coordinar de manera efectiva y desplegar sus fuerzas conjuntamente para finalmente traer las fortunas privadas y las remuneraciónes profesionales escandalosas a niveles sostenibles y éticamente aceptables. Es la única manera de proceder para resolver a tiempo y de una vez los principales problemas que afectan a los humanos, diversas criaturas y ecosistemas naturales amenazados, así como al medio ambiente global.
¡Ayúdenos a eliminar uno tras otro los multiples obstáculos que impiden una sociedad justa, solidaria y sostenible lo antes posible!