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¡Las multinacionales dictan la alimentación!

En estos tíempos, pocas personas aún tienen control sobre su dieta. La mayoría de los consumidores dependen de alimentos asequibles en los mercados dominados por multinacionales. Diariamente, solo los consumidores pudientes pueden elegir libremente sus alimentos y bebidas. Por conveniencia, muchas de estas personas privilegiadas renuncian voluntariamente a esta libertad y dejan la elección de su dieta a empresas sesgadas. Esto se debe principalmente a su falta de tiempo e información, así como al rol desempeñado de celebridades y otras personas atractivas a quienes las compañías de productos alimentarios les pagan para anunciar sus productos y ganarse la confianza de los consumidores menos críticos. Su publicidad distrae a los consumidores del hecho de que los vendedores a menudo se ven presionados por la competencia en la industria alimentaria y piensan mucho menos en la salud de sus clientes, el impacto social y ambiental de la fabricación y del transporte de sus productos, y en el bienestar de los animales explotados para estos, que en sus ventas y beneficios. Esta es la razón por la que apuestan principalmente por los alimentos de su surtido, que se venden rápidamente sin mucho esfuerzo y por productos con altos márgenes de ganancia. Estos alimentos se ubican estratégicamente en áreas precisas de los mercados y son objeto de una publicidad sostenida. Esta simple manipulación es suficiente para convencer a muchos consumidores de comprar estos productos. Además, los consumidores en los países industrializados son constantemente bombardeados por los medios de comunicación con anuncios de las grandes marcas de alimentos y, por lo tanto, manipulados en sus elecciones. Los niños y adolescentes en particular, pero también muchos adultos crédulos están expuestos sin defensa a seducciones cada vez más sutiles por parte de profesionales experimentados en marketing y publicidad. La falta de transparencia en la producción de alimentos y las distorsiones del mercado hacen que las decisiones de compra objetivas sean muy difíciles, si no imposibles, incluso para los consumidores críticos. Sobre todo porque, además de los precios, los sabores, la apariencia y la consistencia de los alimentos, también es necesario evaluar a otras de sus características esenciales, así como por los métodos de obtención y fabricación.


Desafortunadamente, generalmente falta información más precisa sobre el origen, las posibles consecuencias para la salud y la huella ecológica y social de los productos alimenticios. ¡La supreción de detalles relevantes sobre los métodos de explotación y producción, así como de efectos importantes de los productos alimenticios, viola derechos esenciales de los consumidores a la información y entorpece las compras de productos éticamente sostenibles! La retención deliberada de dicha información descuida la importancia que una proporción creciente de la población tiene para su salud, el trato humano de los animales, la preservación de los ecosistemas, la protección del medio ambiente y de los pequeños productores. Al mismo tiempo, la industria alimentaria está aprovechando esta situación y continúa aprovechando de explotaciones abusivas de humanos, animales y ecosistemas naturales en peligro.

¡La política apoya la sobreexplotación y la destrucción!

Una alimentación sana y sostenible es de suma importancia para la humanidad, la sociedad, los animales explotados y la biosfera. Esto justifica todas las medidas posibles para difundir ampliamente información de calidad que sea relevante para ella. Esta información proviene principalmente de las ciencias naturales y de la nutrición, la medicina humana y veterinaria, así como de diversas asociaciones especializadas en temas relacionados a los alimentos. Muchos conocimientos establecidos durante milenios también están disponibles a través de profesionales capacitados en Ayurveda o medicina tradicional china. La difusión de esta información entre las poblaciones permitiría mitigar graves problemas de salud pública, reduciría considerablemente las barbaridades de la cría intensiva, ralentizaría la desaparición de los pequeños productores y mitigaría el impacto negativo de la fabricación y el comercio de alimentos en la biosfera. También hay razones para esperar que educar a las personas sobre una nutrición saludable y sostenible ayudaría a resolver los contrastes extremos entre la sobreabundancia de alimentos en los países ricos y la desnutrición a veces casi generalizada en los países pobres. De hecho, los hábitos alimentarios en los países industrializados, con su exuberante diversidad de productos y sus cantidades aterradoras de desperdicio de alimentos, son causas principales del hambre y de la pobreza en el planeta. La creciente globalización del comercio de alimentos, bebidas y productos agrícolas, así como la ignorancia de los consumidores, favorecida por las decisiones políticas, tienen consecuencias fatales para innumerables personas y criaturas además de perjudicar el medio ambiente.


El uso a menudo descontrolado de pesticidas agrícolas, algunos de los cuales han sido prohibidos por razones de salud en muchos países, causa envenenamientos y alienaciónes de tierras y aguas, que cobran muchas víctimas año tras año.
Innumerables campesinos de países pobres tuvieron que vender por necesidad tierras ancestrales, que alimentaban a sus familias, a inversores, para poder sobrevivir a corto plazo. A menudo, estas tierras se han agrupado con otras parcelas compradas succesivamente a precios bajos para establecer grandes plantaciones a expensas de las poblaciones locales. Estas plantaciones se utilizan principalmente para el cultivo de productos agrícolas para la exportación, como el aceite de palma. Este producto, del cual se usan varios cientos de millones de toneladas cada año para diversos productos alimenticios industriales, ha cobrado la vida de miles de personas en los países de origen. Al mismo tiempo, los monocultivos de palmas de aceite que cubren cientos de miles de hectáreas, han agotado drásticamente la biodiversidad local. A pesar de los efectos sociales y ecológicos devastadores de la producción de aceite de palma, los políticos de todo el mundo no se preocupan por estas tragedias. Como principal consumidor de aceite de palma, la Unión Europea incluso ha extendido su carta blanca para continuar la destrucción de bosques tropicales para obtener más plantaciones de palma aceitera, explotar a los humanos y destruir a otros seres vivos y su entorno natural.

La educación nutricional es una tarea pública

La salud de cada individuo es demasiado valiosa para dejarla en manos de intereses comerciales egoístas de otros. ¡En ningún caso debe estar sujeto a objetivos de ganancias por parte de actores en la producción y el comercio del sector alimentario, el transporte y la publicidad! Por esta razón, cada persona deberia aprender tanto como sea posible sobre una alimentación saludable y poder alinear su consumo en relación con estos conocimientos. Solo conocimientos relevantes y profundos pueden proteger contra la manipulación generalizada de los consumidores por parte de compañías de alimentos sesgadas, así como por sus entusiastas cómplices conectados en la economía, la política y los medios. La difusión de los conocimientos actuales sobre la nutrición saludable y sostenible es una condición esencial para sociedades compuestas principalmente por personas maduras y saludables. Protegería a los consumidores de los riesgos para la salud asociados con dietas inadecuadas y con la preocupante instrumentalización de procesos cada vez más opacos en la producción de alimentos. Sobre todo porque el rápido desarrollo de la tecnología deja olvidar a los ingenieros de alimentos demasiado creativos los límites éticos y morales, como lo demuestra, por ejemplo, el uso discreto de HEK 293 en varios alimentos y bebidas vendidos por millones. Los orígenes de este potenciador de sabor se remontan a células extraídas en los años setenta de fetos humanos muertos.
La transparencia en los productos alimenticios y la difusión de conocimientos sobre este tema también protegerían a miles de millones de animales de la explotación despiadada en completo anonimato, la vida de muchos pequeños agricultores y el medio ambiente.


Además, una amplia difusión del conocimiento sobre una nutrición sana y ecológica y socialmente sostenible evitaría la destrucción de una multitud de ecosistemas naturales y de paisajes gestionados desde hace siglos. También aumentaría las posibilidades de un cambio inminente hacia una agricultura razonable y una producción coherente de alimentos a nivel mundial en armonía con las necesidades de las poblaciónes y con la naturaleza.
Para poner fin rápidamente a varios círculos viciosos en la producción distorsionada y la comercialización internacional de alimentos, es necesario brindar a los consumidores acceso a una educación nutricional en profundidad. Lógicamente, esta tarea de interés general recae en las instituciones nacionales competentes, en particular las escuelas y los medios públicos, cuyos objetivos principales respectivos son la educación y la información de los ciudadanos. También tiene sentido lanzar una ofensiva educativa tan importante con un programa escolar obligatorio al ingresar a la escuela. Este debe estar actualizado de acuerdo con el conocimiento actual, adaptado a las edades de los escolares y profundizado hasta el final de la carrera escolar. Dicha ofensiva educativa debería amplificarse mediante campañas permanentes de información relevante, difundidas por todos los medios públicos. Estas son condiciones esenciales para que esta misión educativa garantice una nutrición saludable y sostenible para la población, limite los efectos sociales y ecologicos perjudiciales causados por la producción y comercialización de alimentos, y que esté a la altura de los desafíos actuales impuestos por su creciente complejidad. Adoptar una educación nutricional en profundidad en los planes de estudio de todas las escuelas y medios públicos de la Unión Europea sería un gran primer paso para mejorar la salud pública, el bienestar social, la agricultura y el estado del medio ambiente y de la biodiversidad. Al mismo tiempo, reduciría considerablemente el gasto en agroquímicos y subsidios agrícolas altamente cuestionables.

¡Los alimentos de origen animal pueden dañar la salud!

Carne, pescado, crustáceos, moluscos y crustáceos y sus derivados se encuentran entre los alimentos más caros porque implican la muerte de estos animales. Su muerte interrumpe su creación forzada de valores para los operadores y les impone esfuerzos adicionales para capturar, o criar otros animales que los reemplacen, a fin de generar nuevas ganancias. Varios productos lácteos, huevos, miel y otros alimentos de origen animal, que no requieren la matanza de animales productores, también implican más inversión que la producción de plantas. Para esto, los productos animales son más caros que los alimentos vegetales y se consumen principalmente por clientes con mayor poder adquisitivo. Las mejores perspectivas de ganancias en la producción y venta de alimentos producidos por animales generan más subsidios y una promoción intensiva de tales productos en los mercados. Su proporción aumenta continuamente en los mercados de alimentos, especialmente en los países industrializados. Estantes refrigerados llenos de carne, salchichas, patés, pescados, diversos mariscos y una variedad de quesos, yogures, leches y postres derivados se acumulan en las grandes tiendas de alimentos. Con la excepción de los veganos y los clientes que prefieren los alimentos orgánicos, muchos consumidores sucumben a la abundancia de alimentos que se exhiben frente a sus ojos en los mercados o a anuncios apetitosos y compran productos de origen animal. Por lo tanto, sigue una inquietante espiral de consumo, que mejora las perspectivas de ganancias y estimula la producción industrial de tales alimentos que llenan más y más áreas de ventas en muchos mercados. Este aumento en la oferta va acompañado de una intensificación de la publicidad de alimentos de origen animal, que multiplica las ventas y sus ganancias, lo que estimula aún más la producción a gran escala, etc. Por lo tanto, este ciclo insostenible de aumento del consumo de dichos alimentos empeora gradualmente las consecuencias ya demasiado dramáticas para los pequeños agricultores, los animales explotados y el medio ambiente.


Dado que comer en exceso productos de origen animal crea problemas de salud, los lados sórdidos de la sociedad de consumo relativamente joven, pero ya muy enferma debido a su apetito feroz por tales productos, ya están apareciendo: Problemas cardiovasculares son hoy la principal causa de muerte en los países industrializados. Las dietas poco saludables con demasiada grasa animal juegan un rol crucial en este contexto. En muchos países, la abundancia de grasas animales y la falta de actividad física conducieron a una obesidad generalizada, que amenaza cada vez más a niños y adolescentes. Los alimentos de origen animal también pueden transmitir diversas enfermedades infecciosas. Los problemas relacionados con las alergias e intolerancias alimentarias aumentan con el consumo de productos animales. Los metales pesados y otras sustancias nocivas en muchos animales destinados al consumo humano, así como las substancias toxicas en sus alimentos, son motivo de gran preocupación. Las tóxinas no solo contaminan los alimentos producidos por animales de diferentes especies, sino también los de caza, asi como pescados y mariscos, ranas, caracoles, hasta la miel producida en áreas cada vez más contaminadas.

¡Falta transparencia con respecto a los alimentos de origen animal!

La mayoría de los alimentos de origen animal consumidos en el mundo provienen de varios animales de granja. En general, estos no viven mucho tiempo y mueren con la única fin de satisfacer el apetito de los consumidores. La otra parte de estos alimentos proviene principalmente de la pesca y la caza. En la mayoría de los casos, la producción de tales alimentos causa mucho sufrimiento innecesario en la búsqueda, detención, transporte y matanza de los animales en cuestión. Las personas involucradas en la cría, pesca y caza aprendieron su tratamiento de estos animales de sus padres, de conocidos o durante su trabajo en compañías correspondientes. En este proceso, adoptaron la falta total de consideración para los animales que manejan sin reflexionar sobre estos. Ganan dinero con estos animales o los usan para su propio consumo sin hacer preguntas. Al acostumbrarse al sufrimiento de estos animales, su sensibilidad hacia ellos disminuye gradualmente. El cautiverio en condiciones extremas, las mutilaciónes, el estrés, los tormentos y la muerte brutal infligida a estos animales se convierten en rutinas para ellos. La crueldad hacia los animales elimina la compasión de los responsables con sus víctimas y los hace actuar como seres completamente insensibles. Los sufrimientos mayormente innecesarios de los animales explotados para la producción de alimentos solo pueden persistir, porque están ocultos al público y por esto quedan ignorados por los consumidores.


LIFE UNION aspira a una relación respetuosa entre los consumidores y los animales que producen sus alimentos. El sufrimiento inaceptable infligido a los animales de granja debe divulgarse públicamente y detenerse urgentemente a través de la información del consumidor. La violencia innecesaria cometida durante la captura, el transporte y la matanza de animales salvajes destinados al consumo humano también debe ser expuesta y desterrada incondicionalmente lo antes posible.
Además de multiplicar los graves problemas para el bienestar animal, el rápido aumento en el consumo de alimentos de origen animal tiene muchas consecuencias perjudiciales para las sociedades tradicionales, para muchos ecosistemas naturales y para el medio ambiente. Por ejemplo, el bosque tropical más grande del mundo se reduce cada año de varios miles de kilómetros cuadrados solo en su parte brasileña, para dar paso a la cría de ganado cuya carne se exporta a cuatro continentes. Estos bosques se destruyen con la mayor parte de su impresionante biodiversidad, exponiendo también a las poblaciones indígenas locales al declive. El proceso de combustión y el secado de suelos húmedos para nuevas pasturas liberan grandes cantidades de CO². Se dice que el impacto de las emisiones de CO² asociadas con el ganado en el clima es mucho mayor que el del tráfico de automóviles. Sin embargo, rara vez se lo destaca públicamente. ¡Esto es aún más sorprendente, ya que el ganado también emite grandes cantidades de metano durante su digestión, un gas de efecto invernadero que afecta el clima mucho más que el CO2!
Es solo al ampliar la conciencia de los consumidores no bastante críticos que podemos evitar las perversiones relacionadas con la producción de muchos alimentos de origen animal a expensas de varios seres vivos. La transparencia en estas cadenas de producción es la clave para una alimentación responsable que respete no solo a los animales explotados, sino también a las personas y los ecosistemas afectados indirectamente, así como al medio ambiente.
LIFE UNION, por lo tanto, exije el establecimiento de un sistema de información que cubra todos los alimentos de origen animal, comenzando por la Unión Europea. Una base de datos con libre acceso en la web permitiría a todas las personas interesadas obtener de forma inmediata y en cualquier momento la información relevante para la compra sostenible de alimentos de origen animal que se ponen a la venta en la Unión Europea. Para garantizar la transparencia necesaria, deben incluirse detalles de los lugares y métodos de producción, alimentación y del transporte de los animales, su edad al sacrificio y los métodos de matanza.
¡Ayúdenos a lograr condiciones de vida justificables para miles de millones de animales destinados al consumo, promueva alimentos saludables y contribuya a una agricultura ecológicamente sostenible!