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¡Millones de peces se asfixian todos los días!

La mayoría de los peces son mudos, no pueden gritar su dolor y mueren casi en silencio. No se oye ningún grito, incluso cuando miles de peces se encuentran abarrotados en redes que se sacan del agua. Las víctimas de la pesca industrial que no se ahogan lentamente cuando se exponen al aire, a menudo mueren por lesiones internas. Estos son causados accidentalmente por otros peces y animales acuáticos que los aplastan bajo su peso en las redes retiradas del agua o que luchan en pánico por su vida. Otros sucumben a las contusiones infligidas durante su captura, su almacenamiento en los recolectores de los barcos de pesca o por miembros de la tripulación que los pisan sin escrúpulos. Los peces capturados industrialmente a menudo mueren lentamente y probablemente sufren de asfixia y de las lesiones. Estos peces están destinados al consumo humano, como alimento para animales o como fertilizantes para cultivos. En la pesca comercial se capturan accidentalmente muchisimos peces de especies o tamaños que no son deseados. La masa total de las capturas accidentales en todo el mundo se estima en más de siete millones de toneladas de pescado por año. Estos peces pertenecen en parte a especies amenazadas o en peligro de extinción y a menudo mueren antes de ser liberados al agua, juntos a otros animales marinos capturados accidentalmente. Entre los peces más afectados por la captura incidental se encuentran cientos de miles de tiburones de varias especies cada año. Estos no solo son mal conocidos y totalmente subestimados en relación con su importante rol en los ecosistemas marinos, sino que también están muy perseguidos. Además de sufrir grandes pérdidas accidentales, muchas especies de tiburones también son victimas de persecuciones selectivas seguidas de mutilaciones extremadamente crueles. Muchos pescadores les cortan todas sus aletas a los tiburones vivos antes de tirar por la borda los animales mutilados. Si los tiburones todavía están vivos en ese momento, se desangran o se sofocan en el mar porque la mayoría de ellos deberían moverse para poder respirar, lo que es imposible sin aletas. Por lo general, sus aletas se secan después de la amputación y se exportan a China para la preparación de sopas muy populares.
La mayoría de los peces salvajes capturados en aguas frescas y salobres, así como la mayoría de los peces de piscifactorias, también mueren lentamente por asfixia. Solo una pequeña fracción de todos los peces consumidos tienen derecho a una muerte rápida sin mucho tormento y estrés. Estimados en cientos de miles de millones de peces cada año, estas víctimas del apetito humano no solo son despojadas de sus vidas. La desconsideración y la brutalidad casi generalizada, les niegan una muerte rápida, sin tortura y con un mínimo de dignidad. ¡Ya es hora de abrir los ojos de los consumidores de pescado al miserable y brutal final de vida que sufren la gran mayoria de sus víctimas, para poner fin a estas prácticas despiadadas e inaceptables lo antes posible!

¡La pesca industrial es el peor saqueo de la naturaleza!

Las flotas pesqueras industriales cada vez más equipadas y las fábricas de peces flotantes ya están navegando por las regiones más remotas de los océanos del mundo en busca de buenas capturas. Las razones detrás de estos largos viajes de pesca son el agotamiento de las poblaciones de peces codiciados más cercanas, así como el apetito desenfrenado de la población humana y de sus animales. Incluso con una demanda constante, más y más peces mueren debido a la sobrepesca. Una de las consecuencias de la sobrepesca a gran escala es que cada vez menos peces alcanzan la edad adulta y su tamaño final, por lo que los especimenes capturados actualmente son más pequeños que antes. La tendencia alimentaria relativamente reciente, que recomienda reemplazar la carne con pescado, contribuye significativamente a la reducción continua de las poblaciones naturales de peses. Además explotó la demanda de grasas y proteínas animales “buenas” lo que aumentó constantemente el comercio de productos pesqueros. A esto se agrega la demanda de harina y aceite de pescado que crece rápidamente de parte de las pisciculturas que crían peces depredadores. Todo esto causa un estrés considerable y una muerte probablemente precedida por sufrimientos innecesarios para un número continuamente creciente de peces.
Además de las capturas incidentales, la industria pesquera también es responsable de otros daños colaterales importantes. Sus métodos de pesca a menudo destruyen hábitats sensibles y la captura excesiva de peces de las especies más codiciadas por los consumidores afecta los ecosistemas marinos. Por lo tanto, la sobreexplotación de las poblaciones de tiburones, peces espada, atúnes y otros depredadores ubicados al final de las cadenas alimentarias marinas y asegurando equilibrios ecológicos dinámicos y la biodiversidad natural, aumenta la proporción de sus principales presas naturales. Algunas de estas especies particularmente voraces, que anteriormente eran perseguidas por los grandes depredadores, se multiplicaron rápidamente después de la disminución de estos hasta el punto de convertirse en competidores serios para la nutrición humana. Por ejemplo, la creciente escasez de sus enemigos naturales ha provocado que los calamares de Humboldt suban casi sin peligro desde sus biotopos habituales en las profundidades hasta las capas de aguas superficiales ricas en nutrientes y sus poblaciones han explotado po resto en partes de la costa oeste de Estados Unidos. Informes indican un aumento en los ataques contra personas por parte de estos depredadores extremadamente agresivos, llamados “demonios rojos” por los pescadores locales. Incluso se debe temer una propagación incontrolada de los calamares de Humboldt a áreas marinas más distantes por dos razones: la primera es la sobrepesca de sus mayores enemigos naturales y la segunda razón son sus impresionantes tasas reproductivas en ausencia de estos. Ni la pesca de manera selectiva, ni ninguna otra intervención humana pueden prevenir la proliferación de tales especies, que se benefician de la sobrepesca a gran escala. Desafortunadamente, varios efectos negativos de la sobrepesca, que continúa en respuesta a la creciente demanda de alimentos a base de pescado en todo el mundo, parecen ser inevitables para los ecosistemas marinos. Sin embargo, sus dimensiones futuras y sus consecuencias finales para la biosfera y sus ecosistemas acuáticos siguen siendo impredecibles.

¡Los pescados de cultivo rara vez son una buena alternativa!

Debido a la sobrepesca, la proporción de peces alimenticios producidos en piscifactorías está aumentando rápidamente y se cultivan más y más especies en ellos. Muchos de los pescados que llegan a las cocinas nunca vieron un ecosistema acuático natural. Tuvieron una vida corta y miserable en piscifactorías y solo conocían entornos restringidos, pobres y no estructurados de cuencas o estanques de cultivo, corrales o jaulas marinas. Para reducir las lesiones y pérdidas entre los peces de cultivo confinados en grandes cantidades en espacios muy limitados, estos generalmente se aíslan en grupos de conespecíficos de tamaños similares. Sufren estrés allí debido a las densidades extremadamente altas que les fueron impuestas para aumentar las ganancias. Estas densidades, a diferencia de las que se encuentran en la naturaleza, impiden que los peces vivan la mayoría de sus comportamientos innatos. Favorecen enfermedades y infestaciones parasitarias, que requieren la administración de drogas y la extracción repetida de peces de los contenedores de cría para examinarlos de cerca. Las extracciones de los estanques generalmente se realizan a mano con redes y causan estrés no solo en los peces expuestos temporalmente al aire, sino también en otros peces asustados en los contenedores. Este estrés se repite a cada retirada de peces de estos, ya sea para controles veterinarios, para verificar su madurez sexual o para la extracción de huevos y otras manipulaciones de rutina.
Las crias de peces depredadores generalmente los alimentan con harina y aceite de pescado de especies económicas capturadas por la pesca industrial. Por lo tanto, las piscifactorías que crían peces depredadores codiciados como la trucha, el char, el salmón, la dorada, el atún, etc. son en parte responsables de la sobrepesca en los océanos y de sus consecuencias nocivas! Cuando los peces de cria alcanzan el peso deseado para la venta, los agrupan aún más apelotonados a veces durante semanas bajo mayor estrés y sin alimentarlos. Este procedimiento se utiliza para vaciar sus tractos digestivos antes de matarlos, por lo que la mayoría de los peces de cria son retirados del agua y expuestos al aire donde mueren lentamente por asfixia, si no son matados a cuchillo sin anestesia previa. Si bien los sufrimientos de los peces capturados que anteriormente vivían en la naturaleza a lo peor, se reducen a su captura y matanza brutales, los peces de pisciculturas además tuvieron que soportar una vida miserable reducida al aumento acelerado de su peso en un entorno extremadamente reducido y artificial.


Además de los problemas relacionados con el bienestar de los peces y las responsabilidades de las piscifactorias criando peces depredadores por la sobrepesca y el agotamiento de la biosfera, la piscicultura tiene efectos negativos en el medio ambiente. Las pisciculturas abiertas, instaladas en aguas naturales, las contaminan a su alrededor con restos de comida, excrementos de peces y medicamentos. Los restos de comida y excrementos de los peces transportados por el agua atraen a los peces salvajes hacia estas pisciculturas, donde pueden atrapar parásitos y patógenos de los peces de cultivo. De vez en cuando, peces logran escapar de pisciculturas abiertas y encontrar la libertad. Tales escapes pueden alterar la fauna natural circundante e incluso los genes de las poblaciones silvestres, si algunos de sus miembros se cruzan con peces escapados de pisciculturas. Todos estos impactos de pisciculturas abiertas en el medio ambiente se hacen en detrimento de la propiedad común y la biosfera. A pesar de esto, sus beneficios financieros son destinados casi en su totalidad a empresas privadas y los empresarios involucrados en tales negocios, algunos de los cuales están subsidiados generosamente, como suele ser el caso en la Unión Europea.
El impacto visual de las pisciculturas abiertas cerca de costas marinas, en idílicos lagos y ríos visitados por lugareños y turistas, es una causa menor de preocupación.


Debido a su alto consumo de energía, la contaminación del agua, así como a la proveniencia de los alimentos para los peces, la mayoría de las piscifactorias cerradas, es decir, separadas de las aguas naturales, tampoco son ecológicamente aceptables hasta ahora. Esta evaluación crítica, combinada con las preocupaciones sobre el bienestar de los peces ahi, también las descalifica como candidatos para una alternativa sostenible a la pesca comercial.

Se descuidan los destinos de los peces para el consumo

Cuando se pronuncia la palabra “pez”, la mayoría de las personas la entienden más en el sentido culinario que en el sentido biológico, a pesar de que solo se utiliza relativamente pocas de las especies de peces para la nutrición humana. Esto dice mucho sobre la actitud superficial y puramente utilitaria que caracteriza las relaciones de la gente con los peces. Esta gran distancia de las personas de los peces, que excede mucho su distancia de otros vertebrados, tiene varias causas. Primero, esta se debe al hecho de que los peces viven casi exclusivamente en el agua, un entorno difícil de acceder para los humanos. Es por eso que nuestro conocimiento de los peces se limita principalmente a la anatomía de especímenes capturados o varados pertenecientes a un número limitado de especies, así como a algunos de sus comportamientos, que en muchos casos han sido estudiados bajo condiciones artificiales en cautiverio. A pesar de nuestros ancestros comunes, la morfologia de los peces es muy diferente a la de los mamíferos que se han adaptado a la vida fuera del agua. Las grandes diferencias entre humanos y peces y la falta de conocimiento sobre su comportamiento obstaculizan seriamente lazos emocionales de personas con peces. Además, las posibilidades de que los humanos se comuniquen con los peces ya son muy limitadas debido a la estricta separación de sus respectivos ecosistemas y a la mudez de los peces. Todo esto explica la falta de empatía y compasión casi generalizada de las personas con respecto a los peces. Las pocas personas que se comprometen a protegerlos, lo hacen por preocupación por ecosistemas o poblaciones de peces amenazados, que son importantes para los humanos u por otras especies, con cuales tienen relaciones estrechas. El respeto y la misericordia por los innumerables peces perseguidos y matados lentamente para satisfacer el apetito humano solo se han exigido muy raramente, y nunca con la vehemencia necesaria. Incluso las asociaciones especializadas que con razon denuncian el saqueo de los océanos por parte de la industria pesquera, descuidan generalmente el estrés innecesario y la cruel muerte que sufren cientos de miles de millones de peces año tras año. ¡Esta situación inaceptable debe cambiar lo antes posible! La ausencia fatal de interés público y la de las asociaciones competentes ante la gigantesca barbarie que afecta la mayoría de los peces destinados al consumo, ha llevado a LIFE UNION a hacer de la lucha contra estos abusos intolerables una de sus prioridades. Su propósito es evitar a estos peces los tormentos innecesarios que pueden sufrir durante su persecución, sus diversas manipulaciones y su matanza en la pesca y piscicultura. Hasta ahora, no existen reglas específicas y coercitivas de bienestar animal que protegen a los peces de abusos relacionados con la pesca comercial y las actividades de piscicultura. A pesar de esto, es necesario poner fin lo antes posible a la tortura de masas de peces destinados únicamente a alimentar a personas y sus animales. Además, se trata de prevenir urgentemente las capturas accidentales insostenibles de la pesca industrial y las destrucciónes de ecosistemas acuáticos causados por la pesca y la piscicultura en el mundo.

¡Los consumidores de pescado deben estar informados!

Las masas de consumidores de productos pesqueros son los engranajes indispensables de una industria internacional devastadora, que conduce a la sobrepesca, así como al empobrecimiento y la devastación de regiones costeras enteras. Los consumidores son los contratistas decisivos del comercio con estos productos y, por lo tanto, son responsables conjuntamente del abastecimiento y los efectos nocivos de la pesca industrial y la piscicultura. Ellos son los que indirectamente, a menudo inconscientemente, deciden cuántos peces de qué especies se capturan dónde y cómo, o cuáles se crían y se sacrifican en masa en las piscifactorias. Hasta ahora, los consumidores se han interesado principalmente en los precios, los sabores, las cantidades de espinas y la apariencia del pescado que se ofrece en el mercado. Esta visión consumista muy limitada debe ser reemplazada lo antes posible por una comprensión más amplia de los peces como seres vivos con comportamientos y necesidades complejas y ejerciendo funciones ecológicas precisas, en lugar de considerarlos en el mejor de los casos, como simple alimento. Especialmente porque estas son criaturas en parte dotadas de una inteligencia notable que espera ser estudiada, que son asesinadas en masa sin ninguna consideración como proveedores de proteínas para los humanos y sus animales o, en el peor de los casos, como desechos de la pesca industrial. Todos estos peces anteriormente formaban parte de comunidades acuáticas y llevaban una vida que correspondía a sus necesidades, antes de ser arrancados de su biotopo natural para satisfacer la creciente demanda de pescado y productos derivados. La pesca industrial utiliza tecnologías militares como radares y sistemas de sonar, a veces también helicópteros y drones para detectar bancos de peces codiciados. Con estas tecnologías modernas, se está eliminando y poniendo en peligro a más y más poblaciones naturales de peces, catapultando especies anteriormente muy comunes en la Lista Roja. En comparación con los peces que viven en libertad hasta su captura fatal, la gran mayoría de los especímenes criados en cautiverio deben sobrevivir a lo largo de su corta y miserable vida en condiciones extremas de las piscifactorias, hasta que sean liberados por su muerte cruel. El tratamiento irresponsable de los peces como los vertebrados más explotados debe denunciarse lo antes posible a los consumidores y las personas interesadas, a fin de evitar innumerables actos de violencia, la destrucción continua de ecosistemas acuáticos y la pérdida de biodiversidad.
Con su apoyo, LIFE UNION quisiera dar una voz que no se pueda ignorar a los peces, que en su mayoría son mudos y explotados sin ningun espiritu critico por esta razón. El primer paso consiste en informar a los consumidores más responsables sobre los varios abusos y las destrucciones durante la pesca y la cria industrial de peces y alentarlos a escrutar sus propias compras. Solo su demanda de alimentos que respetan la biosfera y sus compras sostenibles pueden generar el respeto adecuado de los productores y comerciantes de pescado y productos pesqueros por los peces que explotan.

Conceptos realistas contra la peor barbarie

Teniendo en cuenta la realidad durante la persecución, la captura, el cautiverio y la matanza de peces para el consumo, su explotación industrial actual constituye la mayor barbarie de todos los tiempos. A pesar de sus dimensiones ya insostenibles y las desastrosas consecuencias de esta sobreexplotación, sus actores no están inclinados a frenar su dramático desarrollo. Es solo cuando una masa crítica de consumidores exigirá que la pesca y la agricultura respetan los peces, sus biotopos y el medio ambiente, y que las matanzas de peces se hagan sin estrés innecesario, que las prácticas actuales de su explotación se adaptarán a estas exigencias. La gran mayoría de las personas involucradas en la lucrativa comercialización del pescado solo satisfará los requisitos del consumidor en sus propios intereses económicos. Este camino parece ser la única oportunidad para poner fin rápidamente a los impactos negativos de la pesca industrial y de la piscicultura en la biosfera y el medio ambiente, así como al estrés, las privaciones y las violencias innecesarias que caracterizan estas actividades comerciales.
Sin embargo, esto requiere soluciones aplicables a los problemas identificados, así como la disponibilidad de productos alternativos que correspondan a la demanda. Hasta ahora, no hay suficientes productos pesqueros éticamente aceptables en el mundo para satisfacer la creciente demanda de dichos productos. En principio, la matanza de peces sin estrés y violencias innecesarias, como la que es practicada manualmente por pescadores deportivos responsables, podría también desarrollarse por medios técnicos. Esto podría hacerse en unos pocos años con un esfuerzo razonable, ya sea a través de anestesias previas o muertes casi inmediatas. Con este fin, los expertos experimentados de todo el mundo deben ser identificados, motivados, reclutados y coordinados para esta tarea urgente. Después de todo, desarrollar un procedimiento para matar peces con el menor estrés posible es solo una cuestión de conocimientos, persistencia, buena voluntad, medios materiales y cooperación efectiva. Los métodos que utilizan descargas eléctricas o ondas de presión de efecto inmediato parecen ser las opciones más adecuadas para este objetivo. Podrían matar a los peces si es posible aún en el agua, o al menos aturdirlos de manera confiable hasta que los maten despues. También debería ser posible desarrollar e implementar procedimientos para una captura de peces más específica casi sin capturas accidentales y sin daños colaterales, así como para una piscicultura impecable desde el punto de vista ambiental y ético. Con el apoyo necesario de los consumidores y la voluntad política correspondiente, tales innovaciones podrían imponerse rápidamente a la pesca industrial y la piscicultura a nivel internacional gracias a un marco legal adecuado.
¡Apoye esta importante lucha para poner fin a los tormentos inútiles infligidos a miles de millones de peces, a las capturas accidentales inaceptables durante la pesca y la degradación desastrosa de los ecosistemas naturales generados por ella y la piscicultura actual!